29/8/05

El gran loro te vigila
Tenerife es una isla; hasta aquí nada nuevo. Si os digo que tiene un volcán, sospecho que la mayoría de vosotros ya sabréis que hablo del Teide. Correcto. Ahora bien, si os pregunto que es lo más visitado casi seguro que os pillo. Se tratará del paisaje lunar que rodea al volcán? las preciosas playas de arena negra? las innecesarias playas de arena blanca traída del Sahara? las insípidas ciudades repletas de tiendas? No señores míos, nada de esto, el verdadero espectáculo de Tenerife, el “must” (como dice la publicidad), es el Loro Parque.
Para quienes no hayáis visitado la isla, he aquí una breve descripción del lugar en si: zoo a lo bestia, con muchos loros, y otros animales que no te esperas (espaldas plateadas, pingüinos, tigres albinos y tiburones incluidos). Todo muy bien montado y con recursos económicos por un tubo, la cual cosa no extraña si piensas que cada turista que visita la isla acaba dejándose los 24 € de rigor que vale la entrada. Uno detrás de otro, guiris o españolitos de a pié, todos pasan por el Loro Parque. La razón es fácil: preguntes a quien preguntes de la isla, todo el mundo te dirá que es un sitio “increíble”, “fantástico”, “no podéis dejar de verlo”.
Este es el verdadero tesoro de Tenerife. No, no hablo del Loro Parque, me refiero a su gente. La amabilidad del trato no es comparable con nada que tengamos cerca, y nada de decir que viven del turismo y tal y cual pascual, que en Barcelona igual y para conseguir que te atiendan en un restaurante tienes que ponerte a bailar encima la mesa, y para conseguir una sonrisa ya no te digo nada. Lo dicho, que da gusto tratar con los tinerfeños.

28/8/05

Aquí
Ya hace un par de semanas que estoy currando (o visitando regularmente la oficina, como prefiráis llamarlo). Como ya os dije mis vacaciones han sido cortas, lo que ni yo sabía es que se harían eternas, larguísimas, y que mis deseos de que terminasen de una vez no serían escuchados.
No es lo que os pensáis. El viaje a Tenerife estuve muy bien, y el buen rollo con los compañeros fue notable. El resto de días pasaron más o menos rápido, perdiendo el tiempo, que es justamente lo que a uno le apetece hacer en vacaciones. El mal rollo, las ganas de que terminasen las vacaciones venían por no poder estar con quien quería. Mala suerte que he llevado malamente, todo sea dicho.
Tras este periodo sabático extendido reinicio mi andadura una vez más en esta nuestra blogosfera. Un objetivo tengo claro para este nuevo curso: No sentirme esclavo del blog, escribir cuando me apetezca y, como siempre he hecho, decir lo que me dé la puta gana. Amén.