21/7/03

Algunas cosas nunca cambian, otras sí
El viernes Bull se lo curró para juntarnos a toda (increíblemente no faltó nadie) la peña de amigos en una celebración totalmente intrascendente, pero que solo era una excusa para reunirnos. La cuestión es que pudimos hablar los amigotes (las respectivas por su lado) como hacía tiempo que no podíamos hacer. De hecho, en determinados momentos me pareció que estábamos en 1998, en pleno auge de nuestro grupo. Fue exactamente lo mismo que por aquellas fechas: La misma gente llegando tarde, las carreras y subidones de adrenalina con el Clio, una cena barata (aunque muy correcta), muchas sangrías, los atajos para esquivar la poli, los vodkas con naranja, los mismos borrachos insoportables... Me alegra saber que hay cosas que nunca cambian.
El sábado fue el día perro. Tan solo dormir, mirar la televisión, jugar al ordenador y volver a dormir.
Para el domingo teníamos reservada una partidilla de Magic un poco especial. Era la primera vez que celebrábamos un Anti-Booster Draft y el resultado no pudo ser mejor: cinco enfrentamientos y cinco victorias. Después comprobamos como mi baraja de elfitos gays resultaba ser más contundente de lo que nadie podía imaginar. Me alegra saber que algunas cosas cambian para mejor y que, después de 5 años jugando a Magic, por fin empiezo a aprender un poco.

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