30/10/05

Increíble pero cierto
La conocimos en aquella “cosa” que la MTV se sacó del bolsillo llamada The Osbourne. Era, y es, la hija del mítico Ozzy. No era necesario tragarse muchos programas del reality show para conocer a la tal Kelly Osbourne: Pocas luces y menos gracia. Seguro que pensáis que al menos estaba buena; pues no.
La chica decidió aprovechar el éxito del programa y lanzar su carrera musical, al fin y al cabo, “si la gente es tan tonta de ver esa basura, muy probablemente lo sea para comprar mi disco” debió pensar. Aquí estuvo avispada. Fruto de aquel disco que no he escuchado por que tengo otras cosas mejores que hacer (clavarme alfileres en las uñas de las manos, por ejemplo), nos llega su último single “One Word”. Aunque me duela en el alma decirlo, lo voy a hacer: no dejéis de escuchar la canción y, sobretodo, no os perdáis el videoclip.
No sé quien ha convencido a esta tiparraca para trabajar junto a Chris Applebaum, el director del video, pero le ha hecho el favor de su vida. Es uno de los mejores videos que he visto últimamente, una mezcla de Pin-up de Betty Page con estética 70 de película de la guerra fría. Sencillamente brillante. De verdad, miradlo y ya me contaréis.

26/10/05

Curioso mundo este en el que vivimos. Curioso.
Describimos nuestras vidas en páginas web donde extraños y conocidos opinan. Sus opiniones no importan. Nuestras vidas no importan.
Contamos los muertos norteamericanos de la guerra de Irak esperando que lleguen a 2.000. Para qué? Acaso vamos a celebrarlo?
Pensamos en misiones tripuladas a Marte cuando miles de vidas dependen del estornudo de un pollo.
Nos quejamos de esto y aquello, de brazos cruzados, en el sofá, delante del televisor.
Trabajamos día tras día durante un año para poder viajar 3 semanas a países lejanos, pensar que hemos recargado unas pilas que no tenemos y hacer muchas fotos que nos recordaran siempre más el motivo por el que trabajamos durante un año, día tras día.
Queremos a medias, maniatados por miedo a dejar de ser queridos.
A pesar de todo, nos ilusionamos con unos zapatos nuevos.

24/10/05

Sobre lo cotidiano
Desayunamos a la 12, un café con leche y el periódico. Los de El País dedican un especial al hombre, con moda, tendencias y todas aquellas cosas que quedan tan bien en un suplemento del domingo. Me gustaría ser el hombre del anuncio de Burberry, con sus ocres y marrones, paseando por ese bosque de castaños en otoño. El listado de ropas y complementos “in” del momento no sorprende: todo es de marca. Hay muchas de aquellas marcas que no has escuchado en la vida pero que intuyes, de lejos, que nunca podrías pagar. En resumen, que para ser un guapo necesitas tener pasta, mucha pasta. Y, la verdad, ni con eso te aseguras un sitio en el ranking de las compañeras de trabajo, no olvidéis aquello de “Aunque la mona se vista de seda...”.
En el suplemento hay un reportaje sobre una ciudad/experimento de China, el primer laboratorio capitalista (autorizado y voluntario, eso sí) de Deng Xiaoping. Es divertido, más propio de una película futurista que de la realidad. Casualmente comemos en un chino. Alguien sabe por que motivo te traen todos los platos a la vez?
Por la tarde, temprano, nos vamos al cine. Toca “La vida secreta de las palabras”, la última de Isabel Coixet. La chica se lo ha puesto difícil, superar “Mi vida sin mí” no es poca cosa y, claro está, no lo consigue. Esta última resulta más pretenciosa, más queridamente trascendente. Le falta aquella extraña mezcla de magia y realidad que tenía “Mi vida sin mí”. Tim Robbins está bastante bien.
Al final me atacó un resfriado traicionero que terminó con el domingo antes de tiempo. Un domingo de besos; de terciopelo marrón, jersey y cielo encapotado. Un domingo de octubre.

18/10/05

Recopilatorios
John Cusack filosofaba en Alta fidelidad sobre la complejidad de hacer recopilatorios. A mi nunca me han gustado mis propios recopilatorios. Lo que me falla es la falta de sorpresa, es el hecho de que todas las canciones te gustan, de que las has escuchado miles de veces y de que, sobretodo, sabes perfectamente como son y cual es la siguiente en sonar. Por eso no llevo en el coche ninguno de los pocos recopilatorios que he hecho.
En cambio, disfruto como un enano cuando me pasan un recopilatorio. Estos días me estoy regalando con los que me ha dejado Vince (no recuerdo si este era el último mote que había utilizado por aquí, sorry). Una mezcla de rock cañero, mestizaje y cachondeo. Lo mejor: que yo nunca lo hubiese hecho.

16/10/05

El peor Sitges
Que el Festival de Cinema de Sitges navega sin rumbo desde hace ya algunos años es algo evidente. Cambios continuos en la organización y en el propio concepto del festival lo han hecho irregular, imprevisible y, en algunas ocasiones, lamentable.
Lo de este año ha batido récords. Sí, y no era fácil, pero lo han conseguido. La cantidad de cosas que han salido mal es algo de admirar, solo la falta total de sentido común y de capacidad organizativa sería capaz de logros semejantes.
Algunas notas para aquellos que no lo halláis vivido: el programa salió, ojo al dato, sólo una semana antes de empezar el festival. Vaya cracks. La selección de películas sumamente floja, no aportando nada nuevo y amarrándose en aquellos directores consagrados en el festival (el gran Miike, Chan-wook Park o Tarantino). Los horarios mal estructurados y pensados con aquella parte del cuerpo que empieza donde la espalda pierde su nombre. Lo último, lo que demuestra el caos y el sin sentido de todo, los cambios en la salida del Auditori y la falta de vista con la gestión de las colas. Vaya, un desastre.
Por estos motivos, y otros, no he asistido mucho al festival este año. De lo que he visto, La Moustache me pareció una buena reflexión sobre la perdida de identidad en la vida de pareja. Genera tensión en el espectador, aunque nunca llega a un climax argumental y el descenso empieza muy pronto con un final poco lucido. La esperada Sympathy for Lady Vengeance (tercera y última parte de la trilogía dedicada a la venganza del coreano Chan-wook Park), no es Oldboy. La historia es mucho más plana y evidente, pero se compensa con un tratamiento de la imagen y el montaje más depurado y arriesgado. Bastante aconsejable.
Aquí debería decir que el año próximo me pensaré muy mucho lo de ir al festival. No os mentiré, muy mal tendrían que ir las cosas para que yo fallase.

11/10/05

Cocodrilos asomando por la alcantarilla
Ayer, duchándome en el gimnasio, me vino a la cabeza un rumor muy chulo. No sé si es idea mía o lo había escuchado por ahí alguna vez, aunque bueno, eso importa poco ya que me voy a conceder su autoría de todas formas.
Resulta que unos tipos raros, unos perturbados de la vida que se creen graciosillos, se dedican a rellenar botes de champú con pegamento de ese que no flaquea. Después, ya os lo estáis imaginado, dejan el bote en la ducha de un gimnasio, una piscina pública o un sitio así. Para qué? pues básicamente para joder, no os olvidéis que son muy malos y perversos.
Como todo rumor, a la que empiece a correr irá tomando diferentes formas (ya sabéis, que si la mermelada, que si la mantequilla, que si la nocilla, que si Ricky Martins en el armario...). Se escucharía que en vez de champú había tinte de cualquier color, ácido (versión gore), o todo tipo de líquidos de origen corporal.
Peazo rumor. Ala, ya podéis salir y empezar a decir “... sabes que, a un amigo de un amigo le pasó que se encontró un bote de champú en la ducha de su gimnasio y...”.

9/10/05

Cuestión de formas
No tengo una postura clara sobre la mayoría de cosas importantes de la vida o, al menos, aquellas que la gente suele considerar importantes. Ni política, ni temas sociales, ni éticas, ni filosofías. Me pasa que, conversando con la gente, suelo entender la mayoría de opiniones. En definitiva, si os cuento esto es por que no suelo discutir, y cada vez lo hago menos, pero el otro día lo hice. A ver, una discusión no fue, ni tan solo una conversación acalorada, se trató solo de dos opiniones contrapuestas, la cual cosa ya es mucho tratándose de mí.
Resulta que una compañera estaba indignadísima por que había ido al Palau de la Música a escuchar a Mozart, y la gente no iba arreglada. También se quejó de que muchas personas habían aplaudido cuando no tocaba, cosa sobre la que no voy a opinar por que me parece más normal. Ahora bien, me joden sobremanera los formalismos, y esto de que a escuchar música clásica se tenga que ir de etiqueta lo veo como un anacronismo. No solo eso, si no que es una clara muestra de elitismo, de falta de voluntad democratizadora y de pretendida superioridad social. No se escucha mejor la música por ir con corbata, así que no tiene ninguna explicación. Tu ve vestida como quieras y deja que los otros hagan lo mismo. Vive y deja vivir.

6/10/05

No es por llorar, pero.... bueno, sí, es por llorar un poquito
La gente de comunicación somos aquellos que recibimos las miradas irónicas de los compañeros del propio departamento.
La gente comunicación somos los que, sin ser diseñadores, nos pasamos el día diseñando.
La gente de comunicación somos los que, sin haber realizado ni un curso, trabajamos con QuarkXpress, Freehand ó Photoshop.
La gente de comunicación somos los que, de cometer un error, peor hacemos quedar a la empresa.
La gente de comunicación somos aquellos que realizamos un trabajo público y visible para la gente de dentro y fuera de la empresa.
La gente de comunicación somos los que tenemos que soportar que el jefe nos diga que esta ralla debería ser un pelín más gruesa, y que este texto mejor en cursiva.
Que bonito es el trabajo de la gente de comunicación dentro de la empresa.
Que bonito es el trabajo.

4/10/05

Por ejemplo, yo
En la universidad había un chico, amigo circunstancial, contacto ocasional después, un “espero no encontrarme con” en la actualidad. No olvidaré ese día que, estando en el bar el grupito, llegó él a iluminarnos con su conocimiento. No os engañéis, también formaba parte del grupito. Y, no os volváis a engañar, no éramos de los que se pasan la carrera en el bar. Se sentó junto a nosotros y me dijo: “me gusta tu jersey”. Yo, extrañado, le dije que era un jersey viejo que tenía por casa, heredado, bastante cutrillo por cierto. Se puso la mano en la barbilla como pensativo (y que conste que realmente lo hacía, no lo digo por decir) y rió de esa forma que sólo él sabía, justo de esa forma que te entraban ganas hacerle comer su vanidad junto con la silla y la mesa. “Ayer vino a cenar a casa una amiga de mis padres, una experta en buenos modales que me enseño que lo que acabas de hacer es de muy mala educación, por que has insinuado que algo que me gusta es vulgar, tirando por el suelo mi criterio y gusto”. Nuncanada resistió de una forma que todavía hoy no comprendo.
En fin, que sí. Que tenía toda la razón del mundo, que efectivamente cuando hacemos esto nos cargamos de forma inconsciente el criterio de la otra persona. Lo curioso del tema es que este tipo lo hacía constantemente, de forma compulsiva y sistemática.

-Me he comprado el CD de este grupo
-Por favor, este grupo es muy vulgar.

-Me he comprado el CD del grupo este que comentamos el otro día
-Por favor, es su peor CD, es tirar el dinero –risita.

-Ayer fui al concierto de ...
-Me han dicho que fue horroroso, lamentable -mano en la barbilla.... y risita.

Bueno, me ha costado años pero he conseguido quitarme la espinilla. Algún día, con suerte, conseguiré reunir el valor suficiente para decirle a la cara lo ridículo que resulta. Ah, que conste que también tengo buenos recuerdos del tío, como aquel día que con el Jandro lo humillamos jugando a basket; todavía debe estar buscando el balón.