10/12/07

Pop no es pulpo

En un dos caballos
fuimos hacia Portugal.
Una mano por delante
y la otra por detrás.

Al pasar por Huelva,
por la sierra de El Rosal,
encontraste unas setas,
tú que eres catalán.

Y no eran venenosas, menos mal.
La frontera entonces era de verdad.

Fue en Semana Santa,
se rompió el acelerador.
Y esperamos a la grúa
junto a un sauce llorón.

Yo estudié en segundo
maquinarias y motores.
Lo arreglaste con alambre
y nos fuimos entre oles.

Por el vino tinto y la velocidad,
adelante, dije entonces, nunca más.

Campo, qué bonito el campo.
Vamos con los niños y con las mamás.

Atrás los señoritos,
las cornetas y tambores.
Vimos toros que mugían
a la muerte por las flores.
Ole ahí.

Peligro indefinido
advertía una señal.
Y qué arte la del ciervo
en su marco triangular.

Las mujeres pronto habían de llegar.
Forasteros siempre, qué dificultad.

Campo, qué bonito el campo.
Vamos con los niños y con las mamás.

Campo, qué bonito el campo.
Vamos un domingo, otra vez será.
Ole ahí.

El Lejano Oeste
El Mundo Según”, Sr. Chinarro

3/12/07

Agujetas de color azul
Este fin de semana pude probar al fin la Wii. El amigo Kalita Bravia (Kalita de nombre y Bravia de Sony) se la compró hace unos meses, pero por cuestiones de agenda (que snob queda esto) no habíamos podido hacer un vicio conjunto. Este domingo tuvimos la oportunidad de enmendar el error.
Reservando el Mario para futuros vicios, en esta ocasión nos centramos en el Sports, que me parece que viene de serie con la consola, y que sirve a la perfección para descubrir de que va esto del nunchako. Pasamos por todos los juegos, a saber: tenis (bien, correcto, aunque no acabo de pillar como dirigir la pelota), boxeo (no lo entiendo, no soy filósofo), béisbol (pues bueno, pues vale), bolos (aquí las mujeres mandan) i golf (muy chulo).
La experiencia fue 100% positiva, y en cuanto haya superado las agujetas del brazo derecho todavía lo será más. Lo peor, sin duda, es que te dan unas ganas locas de pillarte una maquinita de estas, aunque en mi caso el mono tendrá que esperar mucho, por que si me pongo a hacer el loco en la minisalita de casa lo más seguro es que me cargue la tele, el nunchako, la ventana de la terraza, la estantería de atrás y todos aquellos recuerdos inútiles que la atiborran (ahora que lo pienso, igual no sería tan mala idea).