De actividad y reposo
El viernes por la noche el amigo Tyler me organizó una cena de despedida con los excompañeros de trabajo. La verdad es que estuvo muy bien. No vino ninguna de las víboras que por allí anidaban (comerciales, básicamente), lo que me da la total certeza que las emotivas despedidas que me ofrecieron no eran más que actuaciones. En su línea. Si que asistieron las buenas gentes, las personas que me ayudaron a trabajar más a gusto allí, y los amigos que espero seguir viendo en el futuro. Algunos incluso salimos de marcha después, aunque no sé como llegamos al Luz de Gas, una discoteca en la que si apagaras la música por un momento oirías los relojes biológicos de las y los cuarentones del local sonar como locos. A pesar de tener 27 años y estar más solo que la una, espero no estar tan desesperado como para visitar el local en mucho tiempo.
Incluso se marcaron el detallazo y me regalaron un libro de Anne Rice que cuenta la vida de Marius, el guardián de Akasha durante muchos siglos. No me lo esperaba y tengo muchas ganas de empezarlo. Por cierto, en una serie de televisión decían que los tíos aficionados a la Saga Vampírica de Anne Rice eran gays. No entiendo por que lo decían, pero que quede claro que yo no lo soy.
El sábado, sin más de 5 horas de cama, me fui para Barcelona otra vez. Jean Marc nos preparó una partidilla de rol de El Señor de los Anillos que no terminamos. A pesar de lo mal que pueda quedar, reconozco que jugar a rol es una de mis aficiones preferidas y que, si por mí fuera, lo haría una vez por semana. Las personas que critican una actividad tan sana e inocente como esta solo lucen su ignorancia.
Al final no asistí a los conciertos que os comenté. Estaba destrozado, necesitaba dormir; y lo hice, 14 horas seguidas que espero sean suficientes para la semana que empieza.