Becoming Tyler
A principios de año colgué un post con una serie de premisas sacadas directamente de “El club de la lucha”, punto de referencia de una corriente pseudo-filosófica seguida por muchos jóvenes, entre los cuales me cuento. Como las típicas listas de buenos propósitos, esta tampoco tuvo mucha influencia en mi vida diaria, o al menos así fue hasta hace poco. Ahora que estoy en pleno derrumbe moral y que he empezado un proceso cartesiano de búsqueda entre mis cimentos, estas premisas que comentaba han aparecido de la nada y se han convertido en un buen flotador que me permite resistir las primeras olas presagio del debacle.
Dando pequeños y tambaleantes pasos de bebé, así es como de momento estoy aplicando las famosas sentencias del Sr. Durden a los diferentes ámbitos de mi vida.
Por lo que respecta al campo laboral, el otro día me senté en el despacho del jefe y le canté la caña. Le dije que dedicaba muchísimo tiempo a hacer tareas administrativas y no tenia tiempo para hacer nada de marketing. Que si no se solucionaba este problema yo me las piraba al finalizar mi contrato y aquí no ha pasado nada, todos tan amigos; yo buscaré algo que me guste y el podrá encontrar una persona que le haga lo que yo pero mucho más barato. Me dijo que los tenía muy bien puestos, que el comentarle esto me honraba y que intentaría solucionar lo que estuviese en sus manos. Evidentemente no ha hecho nada, ni buscar mi sustituto ni solucionar una mierda.
La aplicación de dicha filosofía en mi vida personal ha consistido en intentar separarla de mi vida profesional. Antes siempre llevaba tarjetas del curro en el monedero, y en ocasiones las daba a los amigos. Excusas mil: por la coña, para que puedan contactar conmigo, etc. ninguna válida. Supongo que inconscientemente lo hacía con el fin de hacerme el xulo, de decir “no tengo novia pero mira lo que pone aquí”. Eliminadas, ya no llevo tarjetas encima fuera del horario laboral. Yo no soy mi trabajo (gracias a dios).
Finalmente el blog. Lo equivalente a la tarjeta de presentación en este mundillo son las estadísticas, así que también las he suprimido. Cada vez me da más igual la gente que me visite, esto lo hago por mí y por que me da la gana. Si a la gente le gusta y me visita bien, sino también. En un futuro no descarto eliminar los comentarios o el mismo blog.
Todas estas acciones son medidas preventivas contra mi mismo y contra los principios sociales que me guste o no están metidos en mi cabeza. Parte de una evolución que no sé ni si continuará.
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