4/5/04

Pastorcillos, pastorcillos...
Ayer nos encontramos todos en la autopista, camino de la oficina, mirando un cielo amarillento que amenazaba con el diluvio universal.
Por la tarde nos encontramos con una sorpresa magnífica. No era tan solo que el tiempo continuase igual, sino que los coches estaban de barro hasta arriba. Había llovido arena.
Hoy, felices como perdices en primavera, nos hemos encontrado todos en el túnel de lavado.
Y es que por más que nos guste pintarnos la lana de diferentes colores, está claro que todos pertenecemos al mismo rebaño.

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