La uña del pié morada no es una buena señal
Acabo de llegar de una excursión por La Mola. 5 Horas de andar con un sol de justicia que subía el termómetro hasta las 35 ºC, y con unos tipos en forma que más que caminar flotaban. En serio, para ir más rápido de lo que íbamos tendríamos que correr. Y yo encima con botas de montaña nuevas.
El resultado son unos pies bastante jodidillos y un cansancio supremo. Solo me apetece una cosa: una buena Pizza. Es un antojo, que queréis que os diga.
No me preguntéis por qué el próximo sábado repetiré con este grupo de super-hombres de la montaña, debe ser la pulsión de muerte que late con fuerza dentro de mí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario