12/7/05

My own private Idaho
Es curioso como te afectan algunas noticias. No lo puedes controlar, sin saber como se pegan a ti y ni tan siquiera consigues querer quitarte esta sensación de encima, por más angustiosa que sea.
Cuando he llegado a casa no me apetecía hablar con nadie, me he puesto los pantalones cortos oficiales del verano y a pasear. Leche merengada en mano he hecho primero unas llamadas y después me he dejado llevar, por la cabeza y por las piernas. Por la cabeza pasaba F, y me entristecía. Después M, que me hacía sonreír.
Las piernas me han llevado hasta un lugar nuevo, un rincón que no conocía y que me estaba esperando para abrazarme fuerte. Es un sitio raro, incómodo, donde los restos de alguna casa han sido comidos por la naturaleza. Cuevas en la pared de arena con pintadas incomprensibles. Pilares que sostienen el azul del cielo. Agujeros que se adentran en la oscuridad. Soledad que te hace sentir miedo y curiosidad a la vez. No sé si voy a volver, ahora diría que si, pero estas cosas nunca se saben, quizás era hoy y solo hoy cuando necesitaba estar allí. He buscado mi sitio, donde tumbarme y mirar al cielo, y si lo hubiese encontrado seguro que aún estaría en medio de aquella nada llena de trozos incompletos.

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