Repelencia
Todos en el colegio hemos conocido a repelentes. No eran aquellos que sacaban buenas notas, o no solamente ellos, se trataba más de una actitud frente a la vida. Un tic típico de esta gente era aquella frase tan conocida de: “Joder, que mal me ha ido el examen, fijo que suspendo”, que iba indefectiblemente unida a una nota no inferior al siete. Estas sorpresas le pueden pasar a uno, lo realmente raro es que les ocurría tres cuartos de lo mismo en cada prueba. La conclusión lógica era pensar que se trataba de una pose, de fingir un poco de desilusión por aquí y un poco de sorpresa y alegría por allí. No sé, nunca los entendí muy bien. En mi caso no era nada difícil prever mis notas: Si el examen había salido bien, entonces era un 5 pelado, y si iba mal era un 3 (pudiendo variar en décimas).
Y vosotros os preguntaréis el motivo de este cometario. Pues bien, solo quería que quedase claro que yo no soy de la clase de personas que dicen que les van mal los exámenes de forma compulsiva, sino que es fruto de una reflexión y un análisis de la situación. Vaya, que no me critiquéis mucho cuando os diga que he aprobado el examen del First Certificate. Os juro que no entiendo como ha pasado, que estaba absolutamente convencido que suspendería. De hecho, me temo que en cualquier momento llegará una carta diciendo que se habían equivocado. Pero bueno, de momento a disfrutar de la buena noticia.
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