26/11/03

Mal trago
No exagero ni un pelo al decir que ha sido una de las peores experiencias de mi vida. Lo que al principio parecía una tontería podía haber terminado con un muerto por explosión y varías personas manchadas de vísceras y líquidos corporales de todo tipo.
Os cuento. Después de comer estaba yo con ganas de ir al baño a mear cuando me ha llamado el jefe para una reunión. Claro, yo entro allí tranquilo pensando que no duraría mucho rato y confiado respecto a mi poder de aguante, cuando me encuentro con que están preparando el presupuesto de marketing para el próximo año. Casi nada. Al rato empecé a intuir que el tema acabaría mal.
El proceso siguió diferentes fases: primero encontré una posición en la cual el tema no parecía tan necesario. Cuando ya no surgió efecto dicha técnica pasé inconscientemente a la segunda, que consistía en mover las piernas; no alivia mucho, pero distrae. La velocidad de dicho movimiento fue en una clara progresión en cuanto a revoluciones por minuto. Llegado a este punto empecé a pensar que no me aguantaría, que solo quedaban dos opciones: O petaba o me meaba. Por último, cuando el dolor ya se convirtió en una bola de nieve que crecía dentro de mi cuerpo, me levanté y susurré “disculpadme un momento”. Lo peor es que el dolor no desapareció del todo al evacuar y creo que mis riñones no volverán a ser los mismos en la vida.
Conceptos a tener en cuenta: a) Obviamente no me gravé, pero mi cara debía ser un poema. b) Como responsable de marketing debía hablar y opinar. Yo lo hice, aunque igual al verme rojo y con el baile de San Vito (Corleone?) mi credibilidad no era mucha.

No hay comentarios: