Poco futuro
Esta es la sensación que tengo últimamente al pensar en mi nuevo curro. Reconozco que desde un primer momento ya le pillé manía por la pereza de volver otra vez a la casilla de salida, pero últimamente la cosa se está multiplicando y ya no puedo distinguir las motivaciones subjetivas de la deprimente realidad. No sé si soy yo que la miro con malos ojos, o es que esta maldita empresa no tiene por donde cogerse.
Hasta la fecha había conocido lo malo de trabajar en una gran multinacional, y había llegado a pensar que una empresa familiar sería mucho mejor para mí. Le suponía mayor libertad de actuación, implicación en el proyecto, compañerismo y toda una serie de características que estoy empezando a clasificar de utópicas. La empresa en si es muy grande, así que tampoco creo que represente muy bien a la tradicional compañía familiar, pero bueno, de los valores que comentaba hay más bien poco. Lo que cuenta aquí es mirar el céntimo de euro (ya sé de donde viene el mito de que los catalanes somos agarrados), apalancarse en la butaca y convertirse en un funcionario.
Una de las cosas que más me han impresionado y divertido es el tema de los enchufismos. Me han advertido que hay tres apellidos muy importantes en la empresa, y que cuando me presenten al propietario de alguno de ellos debo ir con mucho cuidado. Incluso hay una persona, la secretaria de dirección, que luce orgullosa dos de ellos en su DNI. Vaya, que toda la familia del propietario, cercana y no tan cercana, tiene un sitio en la empresa. Y estoy hablando de sitio, que no es lo mismo que trabajo.
Gente, que no sé si voy a durar mucho. Me gustaría resistir como mínimo medio año antes de ponerme a buscar seriamente, pero tal como están las cosas no sé si resistiré hasta navidades. También es cierto que empecé el lunes...
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