30/12/03

A buen entendedor pocas palabras bastan
En mi familia se suele decir que quien conoce bien los refranes no puede ser tan mala persona”. Venga, de donde he sacado esta frase.... vale, os daré una pista, es de una película.... qué no tienes ni idea?... no levanta nadie la mano?? Vale, os lo voy a decir, es de Amelie, esa chica francesa tan dulce que consigue enamorar a cualquier hombre por más duro que sea (o se haga). Ya sé que la frase no la decía ella, pero podría.
Hoy no os quería hablar de Amelie sino de refranes. Estoy muy de acuerdo en que una persona que sepa refranes no puede ser mala. Estos son la quinta esencia de la sabiduría popular, del conocimiento imperecedero que pasa de generación en generación. Siempre he pensado así, y me reafirmé en mi opinión cuando una vez discutí acerca de ello con una de las peores personas que he conocido jamás, cuya única afición consistía en amargarse su vida y la de los demás. Ella decía que tener que echar mano de refranes denotaba falta de inteligencia e incapacidad a la hora de expresarse. Pues vale. Para mí significa justamente lo contrarío: Capacidad para resumir una situación o un hecho con una única frase, fácilmente comprensible y que encima rima. Toma ya.
No quiero decir que las personas que utilicen refranes sean más o menos inteligentes que las que no lo hacen, dios me libre, pero como dicen en Amelie, si que denota cierta bondad. Los que no me conocéis estaréis pensando que yo seguro que tiro muy a menudo de este recurso. Pues no, la verdad es que no conozco gran cantidad de refranes pero, por si esto apoya mi teoría, tampoco estoy muy seguro de ser una buena persona.

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