Hablando de rumores...
El viernes tuve una cena con la gente de la empresa donde estaba antes. Sólo amigos y becarios. No voy a hablar del restaurante por que no fue nada del otro mundo, pero si de la excelente compañía, entre los que se encontraban Tyler e incluso una Guest Star, Malintencionada. La sangría se sirvió en jarras de tres litros que se vaciaron a una velocidad más que digna; total, que yo al final llevaba un puntillo muy majo (y no era el único).
Al separarnos tuve que preguntar a una gente por la calle donde tenía el coche, pero lo encontré e incluso lo saqué del parking sin rallarlo. Como mi estado no superaría un test de alcoholemia pensé que lo mejor sería coger la Arrabassada con la calma y avanzar sin prisa pero sin calma hasta la deseada camita. En buena hora tuve tan gran idea.
Para aquellos que no conozcáis esta carreterita os voy a dar unas breves pinceladas: Curvas y más curvas en medio de un solitario y oscuro bosque de pinos, con casas casi derruidas por los laterales. En condiciones especiales, como la del viernes, también con una niebla que no te deja ver a más de 3 metros.
En la Arrabassada, como en muchas otras carreteras del resto del país, existe el rumor casi mitológico de la rubia vestida de blanco que se te aparece antes de una curva para anunciarte del peligro que corres y, justo después, desaparece igual que vino. Se trata de una chica que murió en ese mismo tramo y que cual Luis Moya de la ultratumba guía a los conductores para evitarles sufrir su mismo destino. Ya sabéis, a ras, girando mucho, cuidado barro, ojo lluvia.
Ahora ya os podéis imaginar como circulaba yo el viernes. Antinieblas, cinturón, un ojo en la carretera y el otro en el asiento del acompañante. Al final no apareció. Supongo que no se me acercó por que como conductor soy un prodigio, aunque también puede ser que a tan bajas velocidades pensase que era imposible tener un accidente. En cualquier caso creo que así fue mejor. Llega a materializarse a mi lado y pego tal bote que fijo que nos la metemos.