Teo viaja a Almería
Antes de empezar con lo que realmente quiero contar voy a responder brevemente a las peticiones de mi querido público (a que doy rabia?). Me he pasado los dos días metido en la feria de Roquetas de Mar, así que sólo he podido hacer una comida decente (cena) en Almería. Os detallo el contenido y el precio y vosotros mismos juzgáis, a mi no me parece ni muy bien ni muy mal. Restaurante Puga (típico bar de tapas de toda la vida). Tapas: chorizo, jamón, queso, tomate, chipirones, calamares a la romana y gambas frescas. Todo bien, ni correcto ni excelente. Bebidas: muchas cervezas y claras. Precio final de 22€ por persona (tres). Os parece bien señores críticos gastronómicos?
Ahora a lo bueno. Vosotros sabéis aquellos dos personajes de Faemino y Cansado llamados “los cachondos mentales”? Los que salen al final de sus obras, con la copita de coñac, el purito, que van de un sobrao que espanta. Pues están basados en los dos comerciales con los que he estado. Fijo. Vaya tipos, por dios. Un andaluz y un vasco que saben de todo, que sólo hablan y no escuchan, que se ríen de todo el mundo, que creen que tienen mucha gracia y que llevan un calentón encima de tres pares. No digo que sean malas personas, ojo, que conmigo se han portado de puta madre, pero yo dos días más no los aguanto ni harto de vino.
Después de cenar los tíos me llevaron a un “bar” a tomar unas copas. Un bar! Que cabrones; un putiferio, eso es lo que era. Bueno, perdón, me contaron que era un “bar de alterne” (yo no lo sabía pero resulta que no es lo mismo), donde solo hablas con las chicas y les pagas 12€ por copa. En teoría no se acuestan con casi nadie y sólo viven de esos 12€ de los que el bar no se queda nada. Las ponen allí para que venga gente y ganan las consumiciones de los hombres. Ya veis, hay todo un mundo de matices que desconocemos (o al menos yo desconozco) en estos temas. Por suerte uno de ellos y yo estuvimos charlando y sacándonos de encima a las rusas, mientras el otro hablaba con una de ellas. Que vergüenza, madre mía. Patético. A los que me conocéis no hace falta que os diga nada; a los otros aclararles que con esas chicas no cruce más de dos palabras. No me van estos rollos.
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