Excesivo
El sábado fue un día de excesos se mire por donde se mire.
Primero levantarse a las 9 de la mañana, cosa que debería estar prohibido pero ya se sabe, si quieres aprovechar el fin de semana mejor levantarte temprano. Después sesión de peliculillas y frikadas varias en casa Kala. De una pequeña intro otaku (Naruto y ADN) pasamos a “Dead or Alive”, aburridísimo film con un final tan surrealista que deja a sus hermanas (“Gozu” y “Ichi the Killer”) a l’altura de Barrio Sésamo. Se confirma que Takashi Miike está como una regadera.
Mientras comemos tropecientas bolsas de patatas y unas pizzas guarras guarras tenemos de fondo una rareza llamada “Mi novia es un zombi” que para que os voy a contar. El resultado será un dolor de tripa que ira aumentando al pasar las horas.
Después la gran deseada, “Kill Bill 1”, en una calidad casi de DVD y con subtítulos en castellano y todo. Un lujazo. Mañana dedicaré el post a comentarla y así me podré hacer el chulo un rato.
Por la tarde tocaba el esperado Minifestival que ya anuncié aquí. Los de siempre y alguno más nos juntamos a la espera de descubrir grupos nuevos, propuestas inteligentes y música creativa de calidad. Que decepción. Al final encontramos poca variedad de estilos, música muy vulgar (incluso imitadores de los Beattles) y demasiado amateur. Vaya, que nos fuimos a casa después de haber escuchado 6 mini-conciertos y con ganas de que llegue el Primavera Sound para quitarnos el mal sabor de boca.
Fue un día de no parar. Muchas cosas con amigos y buena gente en general, lo mejor para olvidar las penas durante unas horas.
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