7/3/04

Hay una carta para Sony Ericsson
En diciembre me compré un T-610 y a los tres días lo tuve que devolver por que el altavoz funcionaba sólo de vez en cuando. Tarde tres semanas en que me diesen uno nuevo ya que me dijeron que lo tenían que chequear. Asumí que siempre sale un tanto por ciento muy reducido de unidades defectuosas y que me había tocado a mí. Mala suerte.
Ahora, tan solo dos meses después, el teléfono que me dieron se ha averiado. Ha funcionado perfectamente hasta que un buen día no sé ha querido encender. Hoy sábado lo he llevado a la tienda y, obviamente, me han dicho que no era culpa de ellos y que lo mandaban a reparar, que seguramente en tres semanas me mandarían uno nuevo. Esto significa que desde que “tengo” el T-610 lo han tenido más la gente que lo repara que yo.
Mi conclusión es clara: Sus teléfonos son una auténtica basura, y el control de calidad que aplican a sus productos debe ser inexistente. Den por seguro que pienso recomendar encarecidamente a cualquier persona que no se compre bajo ningún concepto un teléfono de su compañía.
El motivo de esta carta es doble. Por un lado intentar canalizar el malestar con el producto adquirido hacía los únicos culpables, ustedes. Por otra comprobar un mito, el de que los peores fabricantes tienen los mejores servicios post venta.

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