4/3/04

Sopa de ganso
Cuando mantienes una conversación con el jefe donde le dices que puede encontrar a alguien que haga tu mismo trabajo pero más barato, y él te contesta que está contento de haberte contratado y que cree que no se ha equivocado, durante una fracción de segundo vives un instante de trascendencia. Te ves como de lejos, fríamente. Recoges una impresión verdadera y objetiva de lo que está pasando. Es entonces cuando te das cuenta de lo absurda que es la situación. De lo absurdo y ridículo que es todo. De que no vale la pena tomarse las cosas muy en serio.

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