6/4/04

Lea atentamente
Ayer por la noche terminé el libro “Sangre y oro” de Anne Rice, que se enmarca dentro de las crónicas vampíricas de la autora. Hasta aquí nada espectacular. De hecho el libro tampoco es nada del otro mundo, no se lo voy a aconsejar a nadie que no sea ya seguidor de la mítica saga. Lo sorprendente es el tiempo que he tardado en leerme las 500 y pocas páginas del volumen, nada más y nada menos que 5 largos meses. Las cuentas salen rápido incluso para un tío de letras como yo, 100 páginas al mes. Triste, muy triste.
El libro fue el regalo de los antiguos compañeros de trabajo (un detalle ya comentado hace meses), y en el momento en que le quité el papel de regalo y me di cuenta de lo que era ya me imaginé lo que pasaría. Y es que en el cambio del tren al coche como medio de transporte habitual no se resiente tan solo el bolsillo, sino que también lo padece la colección de libros, que básicamente se mantiene estancada sin posibilidades de crecer. Y es que antes un libro así me habría durado poco más de 4 semanas; las líneas caerían a velocidad de espanto entre parada y parada del tren, pero ahora es imposible encontrar diez minutos para la lectura. Entre lo tarde que salgo del curro, el inglés, la guitarra, el cine y lo cansado que llego a la cama, de lo último que tengo ganas es de ponerme a leer. El único tiempo libre que tengo se acumula el fin de semana, y aquí si que no tengo excusa, reconozco que la pereza y la cercanía del mando a distancia son mucho más fuertes que mi delicada fuerza de voluntad.
De momento no tiro la tolla. No me apetece dejar de conocer vidas mucho más interesantes que la mía (aunque muchas de ellas ficticias). Si la fuerza me acompaña esta noche empiezo “El código Da Vinci”, que he escuchado cosas muy buenas y tengo ganas de meterle mano... a falta de algo mejor...

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