La practicidad gana a la ilusión
Ya nunca más veré la cara de los niños mirando por la luneta trasera del coche de delante, con los ojos como platos y las bocas abiertas.
Ya nunca más veré a los chicos jóvenes soltarse de la mano de su novia para mirar mi coche al pasar.
Ya nunca más me encontraré con la sonrisa en la boca pasándomelo como un niño al volante de un deportivo.
Ya no seré más un “mira hijo el coche que nos adelanta”.
Ya nunca más estaré visitando al mecánico cada dos meses con reparaciones carísimas y piezas que vienen de Japón.
Ya nunca más seré el objetivo de las risas de los “amigos”.
A partir de ahora voy a ser uno más de vosotros, una mota de polvo más, un coche más en la cola de la caravana.
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