Click!
La mitología popular afirma que los hombres no sabemos escuchar. Yo no soy ”los hombres”, así que sólo hablo por mí al decir que yo si sé escuchar. De verdad, tengo muchos defectos, los colecciono, pero si alguna cosa positiva tengo es que sé escuchar. Supongo que por algún lugar de este remoto mundo habrá una mujer que sepa leer mapas y pueda rebatir el clásico por su lado.
Otra manera de cargarnos este tópico sería encontrando a una mujer que no escuche. La tengo! Si, una compañera del curro ha conseguido por méritos propios destruir la reputación de los libros sexistas, cúmulo de sandeces sin fin. Cuando no resulta desquiciante la situación incluso tiene gracia: Estás hablando con ella de cualquier cosa y ves que de pronto gira la vista, como si te escuchase sin mirarte los ojos. No falla, a partir de ese momento no hace falta que continúes dándole a la sin hueso, ya no se entera de nada de lo que cuentes. Es brutal, lo encuentro de una falta de educación y respeto tremendamente exquisita, como con clase y todo.
Cual Pigmalion de andar por casa he urdido un plan para acabar con esa mala costumbre. A partir de ahora (bueno, del martes, que la suertuda está de fiesta), voy a decir “Click!” cada vez que desconecte. Os preguntaréis por que me he decidido por esta onomatopeya y no por otra; pues dejadme que os diga que hay otras preguntas mucho más interesantes que esta tontería.
Tengo que conseguir curar a la chica de tan fea costumbre, aunque no creo que sea tarea fácil. Si me acuerdo os informaré de la evolución de mi Fair Lady personal, siempre y cuando continúe dirigiéndome la palabra y permitiendo que lleve a cabo mi terapia de shock.
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