Plantar un libro
Si ahora pudiese, y eso significaría que me tocase la lotería o que mi carácter y forma de entender la vida cambiasen radicalmente de un día para el otro, me gustaría dejar de hacer todo lo que hago y empezar a escribir un libro. Rectifico, escribir mi libro.
Hace ya bastante tiempo que esta historia me acompaña, que voy definiendo el hilo argumental y el estilo narrativo. Coge forma en la cabeza, poco a poco y a rachas, no hay nada escrito, ni tan siquiera en un post-it. No es autobiográfica por que mi vida no daría ni para un capítulo, pero si que hay mucho de mi en ella. Supongo que es inevitable.
Creo que sería incapaz de escribir nada más. En serio, tengo una única historia a contar, no se me ocurre nada más, y me parece que hacer un libro debe ser algo tan sumamente difícil que no podría hacerlo por hacer. Espero algún día tener el tiempo para dedicarme a algo así.
Por cierto, hoy ha llovido. Que bien. Y ayer pude acostarme con el ruido de los truenos y las gotas contra la persiana de la habitación. Me gusta; me siento como aquellos pintores románticos que retrataban naturalezas amenazantes y diminutos seres humanos indefensos ante tal demostración de fuerza.