Desorientado al norte
Ed Chigliak no tenía autoestima. Una noche utilizó sus conocimientos de chamán para navegar por su mente, encontrar a su autoestima y conseguir que espabilará. No sé como terminó el capítulo pero seguro que Ed recuperó esa confianza que necesitaba. Seguro que se atrevió a mandar el guión a alguna escuela importante de cine, o a empezar aquel corto que tenía en mente. Me hubiese gustado vivir allí, en Cicely, y colaborar con él.
Con Ed tengo en común su defecto, y me diferencia una de sus virtudes. No soy chamán, aunque tengo una manera de recuperar la confianza, de quererme un poquito más. Hoy ha vuelto a pasar, de forma totalmente casual e inesperada. Después, cuando volvía a casa, ha sonado el “We are the champions” en la radio; un pelín exagerado y ante todo muy precipitado.
Ahora me gustaría tener cerca de Ed y pedirle que utilizara sus conocimientos conmigo. Debo tomar varías decisiones importantes, tanto personales como profesionales, y me va a costar mucho. Algunas no las quiero tomar. Otras no las quiero decir. También hay algunas que no debo tomar todavía, aunque mi cabeza sólo pueda pensar en ellas. Dame uno de tus valiosos consejos guiado por las voces de tu pueblo ancestral, para que tome la decisión correcta y no hiera a nadie. No hay decisión correcta ni incorrecta, lo sé, pero no es lo que necesito escuchar ahora.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario