5/11/07

El anhelo del West Highland Terrier
Cada mañana, puntualmente, se sienta encima la mesa de la terraza. Después de un vistazo rápido a los inquilinos del edificio de enfrente (a mí y a otros) levanta su cabecita, cierra los ojos, y toma el sol. Lo hace durante un rato largo, y después ya no está; ha entrado en casa esperanzado, deseoso de llegar al espejo gigante de su dueña y ver que su blanco pelaje ya es menos blanco, como le ocurre a ella, aunque día tras día no puede evitar pensar que en realidad es del mismo color que el día anterior.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es lo que se llama una vida de perro. Es curioso que les guste tomar el sol si no hay forma humana (mejor dicho perruna) de que se pongan morenos.

Anónimo dijo...

és q ser gos ha de ser una passada: tot el dia despullats dormint i fent el gandul, mengen quan volen, si tenen la oportunitat de muntar una gossa ho fan, fan les necessitats a on més els vé de gust, els rasquen la panxa o els fan caricies constantment,... No m estranya q siguin el millor amic de l home, amb lo bé q els tractem.

Anónimo dijo...

a mi me mola la expresion "una vida de perros". Mira que los tios viven bien....