23/10/03

La revolución
Señores, les anuncio el final de la industria discográfica tal y como la conocemos. No estoy hablando del regreso de Napster ni de la salida para Windows del iTunes, hablo de una tecnología mucho menos revolucionaria, el Top Manta. Si, lo han leído bien.
Vamos por partes. Ayer salgo del trabajo y de camino al tren veo la habitual colección de mantas y bastante gente mirando. Normalmente ni me acerco, ya que la música que escucho no suele llevar el sello de “Anunciado en Televisión”, pero ayer tuve una intuición. Total, que miro la primera manta y nada interesante. Paso a la segunda y, perdido entre todos los CDs, veo el último de Coldplay. “Bueno, que bien, un Mantero con criterio”, pienso. Sigo mirando y, a dos escasas columnas, encuentro el “Hail to the Thief” de Radiohead. “Qué? Radiohead en un Top Manta? Pero qué está pasando?”. Finalmente encuentro uno de los CDs más deseados (por mí), desde hará un tiempo. Lo más escuchado entre una gran minoría, pero minoría al fin y al cabo. Ninguno de mis amigos (y los tengo bastante frikys, musicalmente hablando) sabe que es, y lo tengo que encontrar aquí. El disco en cuestión es el “Quelqu'un m'a dit” de Carla Bruni. Evidentemente, tardé muy poco en pagar los 3 euros que costaba.
A lo que íbamos. Estamos llegando a un momento de tanto éxito de los Top Manta, que incluso están naciendo los especializados. Ya los hay de música independiente o alternativa, y pronto igual aparecen los de música clásica, ópera o canto gregoriano. He de confesaros que esta es la primera vez que compro en un “establecimiento” de estas características, y si me sobrase el dinero no lo haría, ya que me gusta recompensar a los artistas que considero que hacen algo bueno. Pero claro, a uno no le sobra de nada, y menos dinero, que espero algún día juntar el suficiente como para poderme permitir una hipoteca para el resto de mi vida. A partir de ahora pienso prestar más atención a la gente que vende “sus” productos por la calle.
Del CD no os puedo decir mucho. Es de una belleza, una sencillez y una sinceridad que solo se puede entender escuchándolo. Yo ayer lo hice dos veces; es que no tuve tiempo para más.

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