Un buen día
Ayer fue un día casi perfecto. Si, si, uno de aquellos sábados repleto de cosas que hacer con gente diferente, cosas que te gustan y te divierten.
A las 10 tuvimos el segundo ensayo con la banda. A la formación existente (dos guitarras y batería) se le añadían un bajista y un guitarra acústica cantante. La primera vez salimos francamente desilusionados al ver que nada sonaba como debería, así que esta vez estaba bastante receloso y con miedo a no poder superar una segunda decepción. Pero andaba totalmente desencaminado, lo de ayer fue pura magia. Cinco novatos armados con instrumentos baratos jamás sonaron tan bien. Si señor, ahora ya podemos decir que tenemos una banda de Rock & Roll mientras nos subimos el cuello de la chupa de cuero.
Una vez guardada la guitarra en el maletero me puse en camino corriendo hacía Vilafranca para jugar la primera partida de rol del año (si es que en friquismo no hay quien me gane). Toda la tarde debatiéndonos entre la vida y la muerte, eso si que es sufrir. Cual película de las Vegas al final nos salvamos con un milagroso 100 que dio la muerte al Rata y nos permitió seguir avanzando y sufriendo.
De regreso al pueblo nos fuimos a celebrar la entrega del proyecto de Guillem con todos los amigotes. Después de escuchar tantas veces el “no podré venir por que estoy liado con el proyecto” todos teníamos ganas de que se lo sacase de encima de una vez. Ahora ya tenemos un señor arquitecto en el grupo. Pizzas del Diablito, sangrías y una cuenta mal hecha nos alegraron todavía más la noche.
Ya veis, un día casi perfecto, y digo casi por que no pude asistir a otra cena a la que me habían invitado y tenía ganas (sorry Kala!).