31/8/04

Testimonios (1)
De viaje por estos mundos de dios terminas encontrándote, quieras o no, con personajes que te marcan de alguna manera. No puedes quedarte indiferente ante ellos, así que yo les dedicaré no uno, sino dos posts. Coño, que estamos en la reentré, no separaréis que sea capaz de generar contenidos nuevos!
En Menorca conocimos algunas personas dignas de mención. Unos de ellos eran los dueños de la pensión en la que estuvimos, sin lugar a dudas la más barata de toda la isla. Ojo su historia. Dos tipos de cierta edad, casados, que se van de viaje Menorca y descubren su verdadera sexualidad. Deciden no volver al pueblo, donde tenían a sus familias, y montan una pensión. Al poco tiempo llaman a sus exesposas para que les ayuden a llevar el negocio. Allí siguen, en un hostal mezcla de “La jaula de las locas” y “Psicosis”. Lo traumático era cuando te tocaba pagar, que ibas a su despacho y te los encontrabas a los dos tíos sentados sin decir nada, entonces se giraban hacía ti y te susurraban “entra, entra, siéntate un ratito”. Todavía se me ponen los pelos de punta.
Más relajante fue conocer a dos amigas andaluzas que, para ganar algo de dinero, decidieron pasar el verano trabajando en la isla. Una de ellas, con camisa azul dos tallas mayor y pantalones negros roídos, no daba el abasto moviéndose de mesa en mesa del restaurante sirviendo sonrisas para ocultar su timidez. La otra lucía el palmito, top de malla incluido, en la puerta. Según ella estaba muy cansada, pero no os sabría decir exactamente de que, por que de trabajar fijo que no. La opinión femenina afirmó que la segunda era un bellezón sin parangón, pero ese día todos los chicos coincidimos en enamorarnos de nuestra cenicienta particular.

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