Día redondo
Suena el despertador a las 6:15. No he conseguido dormir y no sé muy bien por que. Retenciones. El cajero del aeropuerto no funciona. Llama el jefe: esta enfermo, así que me toca ir solo. El viaje, que suele durar una hora, dura más del doble por problemas en una pista de aterrizaje de Barajas. Llueve. Cola del 15 para pillar taxi. Llego tarde, pero no se nota por que hay otros que me superan. Espero un rato a que una anciana saque dinero del cajero, cuando me toca sale un “Temporalmente fuera de servicio”. Encuentro otro cajero, de Caja Madrid, y me cuesta 0,6 €.
Reuniones con los mayores jefazos del sector en el que trabajo, de empresas que facturan entre 2 y 5 veces la mía. Nadie de ellos cobra menos del doble que yo. No pillo una mierda de las conversaciones. Comida muy floja; me quedo sin mis cocochas con angulas.
Última reunión apresurada en el aeropuerto. Perdemos el vuelo, suerte que es Puente y nos lo cambian. Otra vez problemas en barajas. Tardamos casi 20 minutos en que nos den pista de salida. Muchas turbulencias.
Llego a casa y el Barça pierde de uno. No me gusta el fútbol, pero ya puestos a contar desgracias.
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