20/12/04

Si hubo cena
Como algunos de vosotros ya adivinasteis en los comentarios del otro día, finalmente fui a la cena. Soy un corderito más del rebaño con esperanzas de llegar a ser un rebelde. Lamentable.
En realidad la cena fue mejor de lo que esperaba, incluso me lo pasé bien. Me senté entre una amiga del curro y la comercial cañón (personaje presente en cualquier empresa que se precie). La primera consiguió que la cena pasase rápido, entre risas y críticas a la mesa de “los guapos”. La segunda consiguió sacarme los colores a base de enseñarme sus medias y de sentarse en mi regazo. Como les gusta que pase un mal rato, si como mínimo al final pillase, pero es que ni eso!
Lo mejor de la cena llegó al final, cuando anunciaron que había un regalo para cada uno de los 190 asistentes. Y vaya regalo. Un baúl llenó de comida, bebida y otro jamón (en el lote oficial ya había uno). Toma ya! Me destrocé los brazos cargando con el muerto hasta el coche, pero valió la pena. No solo llenaremos las tripas con todo el festín, sino que me queda una baúl xulísimo para el piso que algún día tendré; espero.
La noche terminó con un bailoteo de aquellos que es casi mejor no ver. Jefes, hombres y mujeres mayores arrastrándose por la zona de baile mientras los jóvenes consumen alcohol a mansalva. Era el momento de hacer mutis y darse el piro. Es mi táctica, te piras sin decir nada para evitar los comentarios de “como que te vas, de eso nada”, “venga, quédate un rato más que ahora empieza lo bueno”; a veces incluso son sinceros, así que prefiero evitarlos.

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