El maquinista
Tremenda ilusión la que sentía por The Machinist después de informarme un poco sobre su argumento, tan tremenda como la decepción con la que salí del cine. Frustrante. He intentado hacer una crítica sin destripar la trama, pero mi evidente falta de talento me lo ha impedido, así que quien avisa no es traidor: Si eres de los que te gusta ver una película sin saber nada de ella mejor no continúes leyendo.
En The Machinist el tal Brad Anderson nos plantea un juego que no por poco original deja de tener interés, el de entrar en la mente de un enfermo mental, alguien que no es capaz de distinguir la realidad de lo que su cabeza le propone. Hasta aquí todo correcto, el problema es precisamente este, que no va más allá. El juego se hace aburrido por evidente, la trama muy sencilla y el final vacío y sacado a la remanguillé. Lo siento para aquellos que no les gustan las comparaciones, pero allí voy: David Lynch ha utilizado este recurso muchísimas veces y gracias a sus elaboradas historias el resultado siempre ha maravillado. Y, como no, David Fincher hizo tres cuartos de lo mismo en la grandísima “El club de la lucha”, pero la relación entre Norton y Pitt quedaba en un segundo plano ante un mensaje mucho más profundo y un montaje sumamente elaborado. Insistiendo en las comparaciones, a alguien le ha pasado inadvertido el parecido (casi calco) de los personajes de Helena Bonham Carter (en Fight Club) y Jennifer Jason Leigh (The Machinist)?
Si tengo que salvar algo de la peliculilla la decisión resulta fácil: Christian Bale. Nuestro admirado American Psycho no solo trabajó su físico para el rodaje (“un poco más delgado y no existes”), sino que interiorizó a la perfección este personaje enfermo y superado por su mente. Dentro de poco le veremos de hombre murciélago en Batman Begins, el film más esperado en mucho tiempo. Buff, el póster solo ya es impresionante.
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