26/6/05

Es lo que dicta el corazón
En este post me apetece rajar, montar uno de aquellos berenjenales que también se me dan y en los que solo consigo que la gente se ría de mí. Diría la verdad, lo que pienso de “esto” que me ha anudado el estómago durante todo el puto fin de semana. No lo haré, no esta vez, ya estoy harto de cagarla. En vez de eso escribiré estas líneas que yo, y solo yo, puedo desencriptar. Aunque no me harán sentir mejor, es todo lo que saldrá de mis dedos por el momento.
A parte de “esto”, el fin de semana bien, gracias. Cena de verbena con los amigos y un rato en la playa, solos, delante de la luna y las olas que avanzaban negras como cicatrices hacía nosotros. El viernes paseito, top manta de Queens of the Stone Age y Coldplay, muchos helados, alguna sorpresa en pasajes oscuros y sesión de cortos calurosos. Sábado intento ayudar a J, que se abre a mí por fin. Ànims. Playa tranquila con V y cena de inauguración de un piso que está quedando genial; nos quedamos charlando hasta las mil.
Es domingo, las 16:20 y todavía no sé que haré a continuación. Supongo que una terracita sería lo conveniente. Ahora estoy en el ordenador, esperando a quedar por el Messenger. También está L, que tiene una lista en la que no figura mi nombre. Y E, que la tengo no agregada. W está ausente. S se acaba de conectar con su foto de Kurt.
Han sido como unas minivacaciones. En algunos momentos incluso llegué a sentir aquello de no saber que día es y no importarme lo más mínimo. Me gustaría vivir con esta sensación siempre más, rodeado de vacaciones, de amigos, de cenas, de paseos y de esperanzas. Me gustaría que “esto” no lo hubiese fastidiado todo.

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