Otra etapa
Salgo de la oficina y me pongo los Queens a tope. Track 7, Little Sister. Son fríos, duros y sin corazón, justo como quiero sentirme ahora. La música casi me convence. Pasados 10 minutos me encuentro metido en un pollo en medio de la autopista; suerte, lo deseaba, necesitaba recordar por que un cambio de trabajo.
Atrás, en el retrovisor, queda la banda de los 4. Está el informático que nos hace reír, que las caza al vuelo y que admiro por haber superado algo que a mí me habría roto en mil pedazos. Está la junior manazas, la chica del grupo, la freak de los peros y la que te organiza la mejor despedida del mundo. Está el colega de marketing, el imitador de pollos semiprofesional, la mano que te ayudó a trepar cuando estuviste tan hundido que pensabas que no lograrías escapar. Está el freak de la camisa abisbalada; estaba.
Me despido también de los otros, de las personas (los personajes) que han visitado el blog de vez en cuando. Ellos también eran parte de esto y ahora se van. No hace falta que digamos nombres, allí están para la posteridad, en el estrellato de esta pequeña página.
Debería sentirme feliz. Nuevo trabajo, cerca de casa, calidad de vida, más pasta, mejor proyección profesional. Entonces? Pues eso, que no. Necesito descansar y dejar que pase el calentón. Ahora tengo tres días de fiesta que voy a aprovechar para comprar, comprar y también debería comprar algo. Me parece que mañana empezaré a estar feliz. El miércoles seguramente lo estaré más. El jueves, casi con toda seguridad, seré el tío más feliz del mundo.
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