Calçotada experience
Este fin de semana ha tocado calçotada. El sábado nos preparamos, el domingo la celebramos y la sufrimos. A continuación unas instrucciones de como afrontar un reto como este:
1.- La preparación: Existen varías teorías al respecto, los científicos no se ponen de acuerdo. La primera postura es aquella que aconseja comer mucho el día antes, con lo que se consigue dilatar el estómago y dar cabida así a más calçots. Está bien, no seré yo el que diga lo contrario, pero para aquellos de nosotros que no nos queramos pasar 3 días seguidos en el baño, os aconsejo mi técnica. Lo que yo hago en estas ocasiones es no comer casi el día antes, y nada en absoluto el mismo día, aunque la calçotada sea a las 15 de la tarde, como fue el caso. El sufrimiento del hambre se compensa con el placer de la ingesta masiva y compulsiva de calçots.
2.- La comida: Una buena sentada de calçots debe incluir lo que hicimos este domingo. Tomad nota. Barra libre de calçots, butifarras y morcillas con judías secas, carne a la brasa con patatas y alcachofas al horno, postres de músico (no sé si es traducible al castellano), fruta cortadita, pastel, pan, allioli, agua, vino y café. Ahí es nada. Importante es ensuciarse con los calçots, y realizar periódicamente movimientos peristálticos con todo el cuerpo para bajar la comida y hacer sitio a más.
3.- La recuperación: Después del ratito de sobremesa, es imperativo andar un poquito para bajar tal cantidad de comida. Después, al coche y para casa. Una vez allí será útil tener alcaselser pero, sobre cualquier otra cosa, disponer de cuantos más baños mejor. Si es preciso, se puede solicitar al vecino que nos deje su trono; si le contáis que venís de una calçotada lo entenderá.
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