Saber perder
Ayer hubo torneo de Magic. Después de años sin reunirnos todos, ayer pudimos disfrutar de uno de aquellos intensivos de juego en los que terminas con el cerebro al borde del colapso. No os voy aburrir con los detalles de tan entrañable sesión por que no es el objetivo del post, lo importante es que entendáis que el Magic es un juego, y eso significa que unos ganan y otros pierden. Yo ayer perdí; quedé el último, para ser exactos.
Y esto os lo cuento por que mientras estaba perdiendo, partida tras partida, me acordé de una cosa importante: que no sé perder. Es mi peor defecto (claro que entre tantos tampoco destaca). Ganar se me da bien, soy del todo respetuoso con los perdedores y no hago bromas a su costa, como es propio de un carácter pasivo-asertivo que tiene como lema aquello de “no hagas lo que no te gustaría que te hiciesen”. Pero hay gente (y que quede claro que siempre que hablo de gente me estoy refiriendo a una persona) que no tiene tan claro lo de no humillar al perdedor. Bueno, da igual, no les echaré la culpa a ellos, el problema es mío, tengo que esforzarme por saber perder. Calla, ahora lo entiendo! En realidad, lo que tengo que hacer es esforzarme por no perder.
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